domingo, 13 de enero de 2019

Sonámbulo

A partir de esté momento todo lo escrito que usted está a punto de leer es solo producto de los sueños acortados de una persona, con mucha azúcar y nicotina en su cuerpo, desvelo y un poco de somnolencia.


- Allí estaba, en el aeropuerto, trabajando... mi labor era sencillo, me encargaba de la contaduría y manejo de una pequeña empresa de transporte, compra y venta, literalmente todo lo que generara un poco de ganancia relevante y suficiente para ser re invertido y repartido en varias partes era comprado, re vendido y enviado en avión hasta su destino, fuera el que fuera.

Ese día me tocaba contar una mercancía, el costo, la ganancia y luego facturar todo, sellar y por si fuera poco, montarme en el avión hasta llegar con la mercancía, entregarla y hacer el papeleo en el lugar destino, ya me sentía angustiado por el ajetreo del día pero eso no era nada a comparación de mi miedo a las alturas, el cual trataba de ignorar siempre que subía a un avión solo para cumplir mi meta, conseguir el dinero y comprar lo que quería para mi futuro, acabe de hacer las listas en mi oficina y me dirigí a un cuarto tipo desván en el cual tenia siempre guardadas mis cosas al llegar para estar listo en caso de salir de emergencia, tome mi maleta y la coloque sobre una mesa, revise que todo estuviera en orden, píldoras para la jaqueca, ropa, papeles y unos cuantos libros de bolsillo, cerré mi maleta y salí del cuarto, solo iba apenas por el pasillo y ya mi mente estaba agobiada totalmente con pensamientos de que hacer si el avión cae sobre el agua, si una turbina falla, si no alcanzaba a tiempo el paracaídas de emergencia, etc...

Las luces estaban apagadas ese día, extrañamente lo note solo hasta salir de mi lugar de trabajo “confort”, el pasillo parecía un túnel con luces muy opacas, todo se veía gris y tenue, cuando por fin llegue a las escaleras note que todo el aeropuerto estaba solo, no había ruido, ni luces, apenas y había luz de día aún, ya era tarde noche, había leído lo suficiente y jugado extremadamente de más como para imaginarme muchas escenas de zombies, fantasmas, destrucción u/o invasiones, comencé a sonreír tontamente mientras bajaba las escaleras, mi mano deslizaba sobre la baranda y mis ojos no perdía en camino de escalón por escalón, uno, dos, tres, cuatro... Contaba cada paso, sabia cuantos dar hasta con los ojos cerrados para llegar a las puertas que dan con la recepción y luego cruzar hacia las salidas de las pistas de aterrizaje, todo eso se fue por arte de magia de mi mente, como si fuera un mago chascando sus dedos para hacer desaparecer un conejo, comencé a sentir un vacío total, era como el hormigueo de cuando se duerme una pierna o una mano, pero en todo el cuerpo y en el pecho, muy dentro, mis oídos solo escuchaban la nada y eso ya de por si es más que escalofriante, mis dudas solo crecían y mi sonrisa tonta desaparecía junto con la seguridad de saber que sucedía.

Siempre he sido curioso, lo fui desde muy niño, siempre quise saber que era cada cosa y para que servía, apartaba mis temores y mi espíritu de supervivencia de un empujón con tal de saber que era algo o por que existía, ese día fue puesto en duda ese valioso coraje, cuando mis pies comenzaron a separarse de las escaleras y mi mano soltó sola la baranda, tenía el control total de mi cuerpo pero estaba flotando, era como ser agarrado por un fantasma y llevado hasta lo mas alto de lugar, sentía como me alejaba cada vez más del suelo y la sensación de cosquilleo entre mis costillas eran cada vez peor, pero eso paso rápido cuando comenzó a formarse una figura circular, esférica totalmente negra y hecha de un material como el petroleo, no parecía flotar hacia ella, al contrario, parecía elevarme lo suficiente como para poder tocarme, mi mente estaba ansiosa por saber que era, el miedo no existía y mi estupidez hacía que no agitara mis brazos e intentara agarrarme de algo, solo dejaba llevarme por esta fuerza desconocida y absoluta, podrían ser aliens, ¿quien sabe? quizás un experimento del gobierno u otro gobierno, quizás un arma probada en el lugar y yo llegue cuando ya todos habían sido desaparecidos, ¿sería el ultimo en morir?

De la esfera comenzó a salir una raíz, se dirigía hacia mi muy despacio, no parecía preocupada, ni parecía temerle a mi especie, cuando estaba lo suficientemente cerca de mi como para extender mi mano y tocar con la punta de mis dedos esa raíz negra y pegajosa, solo se poso sobre mi mano, se sentía tibio, como un pequeño gato en la palma dormido, pero hecho de plástico derretido, o goma, ¿quien sabría?

Mis ansias por saber que era eso eran cada vez mas grandes, al igual que esas ansias crecía esa raíz, que se iba estirando por mi brazo, deslizándose y escurriéndose hasta llegar a mi pecho, comencé a perder el control de mi cuerpo, ya no podía mover ni un pelo, mis ojos parecían desorbitados, como buscando algo entre la nada, como los ojos de un ciego buscando a donde mirar, algo a lo que observar con afán, en mi pecho un corazón agitado y bombeando sangre como nunca, asustado y preguntandose de cada cosa, cuando esa masa llego a mis fosas nasales perdí visión, oído, tacto, habla... ya sentía estar muerto creía estar muerto.

Hasta que la vi, tuve una visión de un cuarto con luces apagadas, pintado de gris plateado y azul eléctrico, sobre el piso una colchoneta, al lado una mesa de noche con unos platos sucios, y al final del cuarto un ventanal enorme con vista hacia la pista de aterrizaje, sobre el ventanal, justo en la orilla una mujer... Su espalda era como ver las curvas del mundo, jamás había visto el mundo desde afuera de este, pero me imagino que así se veía, sus caderas hacían una vía directa hacia sus piernas gruesas y pálidas, la cabellera negra cubría el resto de su piel, cuando intente acercarme fui empujado de este lugar con una sola mirada de unos ojos azul y gris, como los de un siberiano, con el brillo de dos estrellas.

Volví en mi de un solo golpe, y sentía como caía rápidamente desde el techo del lugar hasta el piso, eran cuatro pisos de altura de una sala de estar, todo bien adornado, con un candelabro hermoso mandado a poner por mi para darle un toque diferente al sitio durante mis estadías, y cuando el desespero agito mi corazón tan fuerte que sentí como empujaba los pulmones contra las costillas, fui detenido justo a unos cuantos centímetros del suelo, no sentía que me detuvo, ni si quiera un rastro conocido, plumas, no tengo expresión o conocimiento alguno hacia eso, solo levite, para luego caer sobre mis nalgas y crearme dos grandes moretones dolorozos.

Me levante inmediatamente con la ira corriendo por mis venas, sabía que había perdido mi trabajo y con ello mi oportunidad de tener las cosas que cumplirían mi sueño, lo que me haría sentir completo al final del día cada día, por mis neuronas solo saltaba y brincaba una idea, ¿Que es? ¿Que sucedió? necesito saber.

Mi instinto... mi necesidad de conocimiento salto desde cuando era niño cientos de generaciones hasta mi de nuevo, robo toda la capacidad de curiosidad que tenían mis futuros hijos solo para ayudarme a saber que había sucedido, cojeando subí las escaleras, pues recordé un cuento que recorría los pasillos del aeropuerto en ciertas ocasiones, se rumoreaba que nadie sabía quien era el dueño de este lugar, ni donde vivía, absolutamente nada, nunca había tenido curiosidad sobre ello, pues era mi bastón temporal para llegar a mi meta final, recordé que también se decía que en algún lugar del aeropuerto había un cuarto escondido, donde vivía el propietario, muchos extendieron la historia, diciendo que era un vampiro o un integrante de una secta, lo cual aumentaba mi arrogancia e innecesaria sed de saber.

Cansado y chorreando sudor como si hubiera llovido sobre mi, no se notaban mis lagrimas de impotencia al caer de rodillas en uno de los pasillos al notar que en cada cuarto que abrí y cada puerta que force no había nada, mi sensación de no tener nada jamás había sido tan enorme, tan grande y robusta, y fue allí... Justo cuando estaba limpiando mis lagrimas con el antebrazo que se comenzó a abrir una puerta circular, con el mismo material que se pego a mi piel, parecía derretir la pared para darme paso.

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