domingo, 13 de enero de 2019

Danza nocturna

El aroma putrefacto que desprendía la noche era poco agradable, a pesar de que ya estaba acostumbrado a el, retorcía mis entrañas cual carnicero haciendo de las suyas en su horario nocturno, inhalar tantas veces ese olor revolvía mis pensamientos, creando una abrumante atmósfera de impaciencia y aburrimiento nostálgico sobre mi.
Inmediatamente me levanté de mi asiento y tome la iniciativa, en un intento de salir de esa rutina abrasante y casi acogedora, pose mis manos sobre ella, frías y tiesas, sus extremidades me daban placer, incluso antes de comenzar a hacer de las mías, monte sobre ella sin su permiso, cuál objeto comprado, me propuse utilizarla a mi conveniencia, trás su sombra solo quedaba la mía, creadas por una luz tenue, azul y fría, las cortinas impregnadas con mi aroma de tanto rozar.
Pobre de ella, pensaría cualquier otro, pero ese otro no sabe lo que es vivir en este vacío, postrado viendo la luz, sin poder tocar la que verdaderamente vale la pena, subyugante y vulgar, sin contemplación alguna, esta noche me venció... De nuevo.

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