En la Feria de hortalizas cada domingo conozco el verdadero olor de la frescura, el significado de la palabra vida y el sabor de las riquesas naturales.
Indago en los duraznos curioso de la historia en ellos, mis labios experimentan el placer de sentir, mi paladar el de saborear, las piñas y uvas, la humedad en los árboles y plantas, el frío acogedor en el ambiente, sin necesidad de mucho material tenemos mucho que heredar, el dulce ácido del tamarindo que hace fruncir mi rostro, el dulce de sus labios rojos que hacen cerrar mis ojos, escondidos entre los duraznos el dulce lo pones tu y la humedad por fin me sienta bien, arropados entre hojas de lechuga, bañados en sudor con olor a uva y toronja, el marrón de tus ojos me hace amar el café por la madrugada, con ese aroma a canela y miel hasta el rosa de tu piel le causa envidia a las flores de cerezo, la seda de tu piel terza como hoja de coca en crecimiento, tu cabellera entre mis dedos causa sentimientos encontrados, con tus dedos apretando las frutas que hay de lado a lado, un espectáculo total, obra de la naturaleza, verte gemir y sentir esa delicadeza.
Nos vemos el próximo domingo, guarda para mi como yo para ti el dulce y el cariño, el deseo y la pasión, le susurre al oído mientras hacia de sus caderas mi única noción, mi única guía para conocer el norte y los árboles de higueron.
Inmenso oceano de pasión
domingo, 21 de abril de 2019
domingo, 13 de enero de 2019
El cielo
Después de todo el cielo siempre fue sostenido por los ángeles...
Los niños crecen entre mentiras, los adultos con realidad y crudeza, lo que para ti era algo lleno de vida propia, levitante e inmortal, calido pero sereno, con trompetas y arpas que te hacen sentir bienvenido, para otros tenía otro significado, o quizás el mismo, pero desde otra perspectiva, pequeñas voces entonando una misma canción, haciéndote sentir libre y lleno por fin.
El cielo de los niños es tal cual como se lee, un cielo, nada lo sostiene, vive solo y esta hecho solo para la residencia de los que se portaron bien en sus días, los que le dieron un significado hermoso a su vida durante cada hora pasada en el plano terrenal, los que hicieron que la inocencia se pudiera heredar.
En cambio, el cielo de los adultos, es un lugar creado por un Dios, algo con reglas pero infinito, con el poder del perdón y el amor de la mano, sin embargo con la furia tenaz de la misma mano en tu cuello advirtiendo, con las mismas trompetas, cantos, sueños cumplidos quizá y una que otra recompensa por haberte portado un poco bien.
El cielo de un ser pensante, a diferencia de los otros, vaya que tiene complejidad y magnificencia, cosa que el tuyo siquiera tiene potestad alguna que defender o reclamar, existe una minúscula probabilidad de que tu cielo sea real, pero se verá sumida ante este cielo creado por los desgraciados, los que están siendo pisoteados por una subyugante y carcomiente muerte lenta, la retorcida y mal llamada locura.
Existen cielos diferentes, está el cielo que está siendo eternamente sostenido por las espaldas sangrantes de niños azotados durante toda su vida para que no pierdan la fuerza, disculpen mi crudeza desde el comienzo, pero me gusta ser directo.
Existen cielos en donde los pilares son millares de cuerpos, quemados, desmembrados y hasta completos, solo que todos sin vida, existen cielos donde los que lo sostienen son hombres y mujeres.
El cielo de los niños es único... pero no debo adelantar, dejará un poco a su imaginación.
Cielos que están sobre espaldas de hombres y mujeres en cuatro, con ropas fetichistas, hay cielos que están sostenidos por cientos de libros en forma de pilares, otros cielos están sostenidos por la polémica que actualmente persiste, animales mutilados formando una cama para que repose el cielo de alguien, mujeres desnudas, con olor a madera, chocolate y tierra mojada sostienen uno que otro cielo, abuelos y abuelas inclinados sobre sus rodillas desgastadas por los centenares de años que acogieron cálidamente, sosteniendo el cielo de varios rezagados, el ser humano es basto, por naturaleza somos animales, nadie me puede venir a querer llenar la cara de porquería con sus libros y manuales de buenos modales, para hacerme sentir diferente a un perro que bebe de un charco de orine, somos crudos, solo que disfrazamos, parafraseamos y hasta pintamos, creamos todo un arte y nos metemos a cuclillas en los sueños de millones para que a diario duerman como niños luego de llegar de la guardería, cansados por la rutina diaria y la miseria que nos rodea, nos dejamos llevar por el cielo que alguien sostiene para nosotros, para luego regocijarnos y llenarnos la boca diciendo que nos pertenece, defendiendolo cual guerrero a sus tierras, hasta que abrimos los ojos.
Pero vamos, luego de este pequeño texto, no te vayas a poner melancólico, no lo hice lo suficientemente profundo y acertado a la realidad precisamente para evitar trauma alguno sobre el lector, solo recuerda... Tú cielo, lo sostiene alguien más, de rodillas, sumiso y complacido por ver como agitas el látigo para que siga levitando para ti.
- No te sientas inferior cuando pierdas, sientete retado, pues alguien más esta esforzándose por demostrar que su cielo vale mas que el tuyo, lo mejor de todo esto, es que ni siquiera te he mostrado las puertas.
Los niños crecen entre mentiras, los adultos con realidad y crudeza, lo que para ti era algo lleno de vida propia, levitante e inmortal, calido pero sereno, con trompetas y arpas que te hacen sentir bienvenido, para otros tenía otro significado, o quizás el mismo, pero desde otra perspectiva, pequeñas voces entonando una misma canción, haciéndote sentir libre y lleno por fin.
El cielo de los niños es tal cual como se lee, un cielo, nada lo sostiene, vive solo y esta hecho solo para la residencia de los que se portaron bien en sus días, los que le dieron un significado hermoso a su vida durante cada hora pasada en el plano terrenal, los que hicieron que la inocencia se pudiera heredar.
En cambio, el cielo de los adultos, es un lugar creado por un Dios, algo con reglas pero infinito, con el poder del perdón y el amor de la mano, sin embargo con la furia tenaz de la misma mano en tu cuello advirtiendo, con las mismas trompetas, cantos, sueños cumplidos quizá y una que otra recompensa por haberte portado un poco bien.
El cielo de un ser pensante, a diferencia de los otros, vaya que tiene complejidad y magnificencia, cosa que el tuyo siquiera tiene potestad alguna que defender o reclamar, existe una minúscula probabilidad de que tu cielo sea real, pero se verá sumida ante este cielo creado por los desgraciados, los que están siendo pisoteados por una subyugante y carcomiente muerte lenta, la retorcida y mal llamada locura.
Existen cielos diferentes, está el cielo que está siendo eternamente sostenido por las espaldas sangrantes de niños azotados durante toda su vida para que no pierdan la fuerza, disculpen mi crudeza desde el comienzo, pero me gusta ser directo.
Existen cielos en donde los pilares son millares de cuerpos, quemados, desmembrados y hasta completos, solo que todos sin vida, existen cielos donde los que lo sostienen son hombres y mujeres.
El cielo de los niños es único... pero no debo adelantar, dejará un poco a su imaginación.
Cielos que están sobre espaldas de hombres y mujeres en cuatro, con ropas fetichistas, hay cielos que están sostenidos por cientos de libros en forma de pilares, otros cielos están sostenidos por la polémica que actualmente persiste, animales mutilados formando una cama para que repose el cielo de alguien, mujeres desnudas, con olor a madera, chocolate y tierra mojada sostienen uno que otro cielo, abuelos y abuelas inclinados sobre sus rodillas desgastadas por los centenares de años que acogieron cálidamente, sosteniendo el cielo de varios rezagados, el ser humano es basto, por naturaleza somos animales, nadie me puede venir a querer llenar la cara de porquería con sus libros y manuales de buenos modales, para hacerme sentir diferente a un perro que bebe de un charco de orine, somos crudos, solo que disfrazamos, parafraseamos y hasta pintamos, creamos todo un arte y nos metemos a cuclillas en los sueños de millones para que a diario duerman como niños luego de llegar de la guardería, cansados por la rutina diaria y la miseria que nos rodea, nos dejamos llevar por el cielo que alguien sostiene para nosotros, para luego regocijarnos y llenarnos la boca diciendo que nos pertenece, defendiendolo cual guerrero a sus tierras, hasta que abrimos los ojos.
Pero vamos, luego de este pequeño texto, no te vayas a poner melancólico, no lo hice lo suficientemente profundo y acertado a la realidad precisamente para evitar trauma alguno sobre el lector, solo recuerda... Tú cielo, lo sostiene alguien más, de rodillas, sumiso y complacido por ver como agitas el látigo para que siga levitando para ti.
- No te sientas inferior cuando pierdas, sientete retado, pues alguien más esta esforzándose por demostrar que su cielo vale mas que el tuyo, lo mejor de todo esto, es que ni siquiera te he mostrado las puertas.
Suspiros al sol
Por primera vez pude ver al sol de frente sin cegarme, mi vista era totalmente clara, sentía el fuego que emanaba, era tal cual como lo esperaba, como mi curiosidad siempre deseaba y creìa que serìa, por primera vez un hombre tenia la oportunidad de pisar una estrella que ardía como mil volcanes juntos en erupción, tengo la oportunidad de penetrar en sus conocimientos, en su historia, en su hermosa y pura sabiduría, tan pleno y perpetuo como la vida misma en toda la expresión de su palabra, me siento como un niño al cual la intriga y la curiosidad lo carcome, pero sin el mezquino capricho de causar un desastre en el, soy capaz de quemarme en tus brazas lentamente por la única oportunidad de poseerte por unos años, quizás días, quizás horas... Soy capaz de pisar tu infierno desconocido con el fin de concretar y escribir en tu tersa piel la historia de un hombre que puede, y desea anhelosamente conocer el centro ardiente de una furia implacable que jamás ha sido apreciada por su verdadero valor.
El hombre más idiota del mundo
Si, alguna vez llegue a apreciar el sonido de tu voz.
Dicen que el oído humano solo detecta a partir de los quince Hz, pero tu podías susurrar unas palabras desde la cocina y yo estando en el desván sentía cada palabra que decías.
No era necesario alzar la voz a la hora de discutir, pues la hora de discutir nunca llegó.
Nunca me preocupó, hasta que de tus labios salió ese pacífico -"me voy"- lo pude escuchar desde tu casa, a media hora de camino, tiempo calculado en auto tomando vino, quizás una hora y diecisiete minutos a pie.
Entro por mi ventana apartando la brisa fría y congelando cada hueso y parte de mi ser.
Jamás odie tanto a un ser humano, el saber y pensar, recordar y sentir, que cada minuto lleno de oportunidades lo deje ir, perder la oportunidad de contigo volver a compartir.
Como si hubiera ignorado una estrella fugaz, o una obvia colisión de un meteorito que traería paz, un Asteroide bañado en lava...
Jamás me había odiado tanto por no haber aprovechado una oportunidad, oportunidad que me regalaste, con los brazos cruzados y nuestras piernas temblando al compás, "¿Por que no me has besado?" Preguntaste aquella vez, quizás por la excusa que te di en aquel momento o simplemente el destino me susurraba lo que si era cierto.
Que te ibas a marchar y si tus labios llegaba a rozar, habria hecho cualquier locura para tú partida evitar.
Si, puedo llegar a ser tan egoísta, lo suficiente como para apartarte de todos los sueños de tu lista, pero no tanto como para alejarte de tu futuro, pues no soy quien para decidir cuál insolente verdugo.
Si, alguna vez llegue a apreciar tu presencia, espero volverlo a hacer, pues hasta por los poros podía inhalar el aroma de tú piel.
Dicen que el oído humano solo detecta a partir de los quince Hz, pero tu podías susurrar unas palabras desde la cocina y yo estando en el desván sentía cada palabra que decías.
No era necesario alzar la voz a la hora de discutir, pues la hora de discutir nunca llegó.
Nunca me preocupó, hasta que de tus labios salió ese pacífico -"me voy"- lo pude escuchar desde tu casa, a media hora de camino, tiempo calculado en auto tomando vino, quizás una hora y diecisiete minutos a pie.
Entro por mi ventana apartando la brisa fría y congelando cada hueso y parte de mi ser.
Jamás odie tanto a un ser humano, el saber y pensar, recordar y sentir, que cada minuto lleno de oportunidades lo deje ir, perder la oportunidad de contigo volver a compartir.
Como si hubiera ignorado una estrella fugaz, o una obvia colisión de un meteorito que traería paz, un Asteroide bañado en lava...
Jamás me había odiado tanto por no haber aprovechado una oportunidad, oportunidad que me regalaste, con los brazos cruzados y nuestras piernas temblando al compás, "¿Por que no me has besado?" Preguntaste aquella vez, quizás por la excusa que te di en aquel momento o simplemente el destino me susurraba lo que si era cierto.
Que te ibas a marchar y si tus labios llegaba a rozar, habria hecho cualquier locura para tú partida evitar.
Si, puedo llegar a ser tan egoísta, lo suficiente como para apartarte de todos los sueños de tu lista, pero no tanto como para alejarte de tu futuro, pues no soy quien para decidir cuál insolente verdugo.
Si, alguna vez llegue a apreciar tu presencia, espero volverlo a hacer, pues hasta por los poros podía inhalar el aroma de tú piel.
Divagando
Solo pronunciaba lo que creía conveniente, no paraba de verme a los ojos y gemir mi nombre, una y otra vez solo repetía esa palabra que me fue otorgada para identificarme ante la sociedad, el vapor caliente que exhalaba se convertía en oxígeno puro a mil pies de profundidad, y yo allí, en ese oscuro, frío y tan solo mar, no podría ignorar tal propuesta.
Era como una condena a estirar mi mano hacia la superficie en busca de un poco de piedad, como si mis suplicas nunca pronunciadas fueran escuchadas y el mundo decidiera día a día darme la incesante ayuda para no hundirme más, construyendo bajo la planta de mis pies escalones, uno por uno ayudandome a elevarme hasta lo más alto de este mundo a una velocidad que solo hacia lo opuesto a lo querido.
No requiero de estupefacientes para seguir alucinando como lo estoy haciendo justo ahora, veo tu piel de colores, mejillas rosas, nalgas rojas, rodillas rosa, boca roja, puedo seguir el orden de colores que se arma en tu piel, como una paleta para un artista, casi puedo dibujar en el infinito con las manos, retratar algo inexistente, no darle nombre y hacer que todos lo deseen, poseer y retener.
Vamos cariño, solo pronuncia las palabras mágicas y conocerás la verdadera magia de nuevo, hazme ver la magia un rato más.
Era como una condena a estirar mi mano hacia la superficie en busca de un poco de piedad, como si mis suplicas nunca pronunciadas fueran escuchadas y el mundo decidiera día a día darme la incesante ayuda para no hundirme más, construyendo bajo la planta de mis pies escalones, uno por uno ayudandome a elevarme hasta lo más alto de este mundo a una velocidad que solo hacia lo opuesto a lo querido.
No requiero de estupefacientes para seguir alucinando como lo estoy haciendo justo ahora, veo tu piel de colores, mejillas rosas, nalgas rojas, rodillas rosa, boca roja, puedo seguir el orden de colores que se arma en tu piel, como una paleta para un artista, casi puedo dibujar en el infinito con las manos, retratar algo inexistente, no darle nombre y hacer que todos lo deseen, poseer y retener.
Vamos cariño, solo pronuncia las palabras mágicas y conocerás la verdadera magia de nuevo, hazme ver la magia un rato más.
Danza nocturna
El aroma putrefacto que desprendía la noche era poco agradable, a pesar de que ya estaba acostumbrado a el, retorcía mis entrañas cual carnicero haciendo de las suyas en su horario nocturno, inhalar tantas veces ese olor revolvía mis pensamientos, creando una abrumante atmósfera de impaciencia y aburrimiento nostálgico sobre mi.
Inmediatamente me levanté de mi asiento y tome la iniciativa, en un intento de salir de esa rutina abrasante y casi acogedora, pose mis manos sobre ella, frías y tiesas, sus extremidades me daban placer, incluso antes de comenzar a hacer de las mías, monte sobre ella sin su permiso, cuál objeto comprado, me propuse utilizarla a mi conveniencia, trás su sombra solo quedaba la mía, creadas por una luz tenue, azul y fría, las cortinas impregnadas con mi aroma de tanto rozar.
Pobre de ella, pensaría cualquier otro, pero ese otro no sabe lo que es vivir en este vacío, postrado viendo la luz, sin poder tocar la que verdaderamente vale la pena, subyugante y vulgar, sin contemplación alguna, esta noche me venció... De nuevo.
Inmediatamente me levanté de mi asiento y tome la iniciativa, en un intento de salir de esa rutina abrasante y casi acogedora, pose mis manos sobre ella, frías y tiesas, sus extremidades me daban placer, incluso antes de comenzar a hacer de las mías, monte sobre ella sin su permiso, cuál objeto comprado, me propuse utilizarla a mi conveniencia, trás su sombra solo quedaba la mía, creadas por una luz tenue, azul y fría, las cortinas impregnadas con mi aroma de tanto rozar.
Pobre de ella, pensaría cualquier otro, pero ese otro no sabe lo que es vivir en este vacío, postrado viendo la luz, sin poder tocar la que verdaderamente vale la pena, subyugante y vulgar, sin contemplación alguna, esta noche me venció... De nuevo.
Deseo terrenal
- Justo como ahora, no tenia palabras...
Esa noche el cielo estrellado tenía nombre, sentía que podía poseerlo, hacerlo mio.
Cada gesto, cada silencio, cada caricia era tan fugaz.
Posé mis manos sobre la espalda de esa luna fría, acaricie y sentí el cabello de las montañas bajo esta, bese el cuello de Venus y por primera vez fui el primer hombre en llegar a ser parte de un planeta diferente y como todo hombre criado en la tierra tosca, tome su cabellera negra, tan negra como el vació mismo con mis manos desnudas, me acerque a su nuca, al cuello de este enorme universo e inicie mi viaje de reconocimiento, para hacerlo mio.
Lo hice tan despacio como pude, pues sabia... o mejor dicho, intuía que podría de la misma manera que fue la primera vez, ser la única y ultima oportunidad para un hombre como yo, comencé a besar tras sus pequeñas orejas, rose sus mejillas con mis labios en cámara lenta y sentía como algo se agitaba en mi pecho, no podía perder el control así que lo dome hasta llegar a sus dulces labios, disfrute cada minuto, cada segundo.
Posé mis manos sobre la tierra y sentí como comenzaba a temblar, por primera vez vi algo tan fantástico, tan familiar pero lejano a mi... Un planeta erizándose, no temí ni un momento, pues desde el inicio el Sol herviente aun no abría esos enormes ojos, sus enormes, juzgantes y hermosos ojos.
El aliento del ártico se hacia cada vez mas tibio y consecutivo, como el de un dragón ansioso, mi mano tomo vida propia, decidiendo apoderarse de todo ese universo desconocido ante mi y mis humildes pero silenciosas exigencias, como susurros de niños las puntas de mis dedos trazaban carreteras y vías nuevas sobre ese universo quizas ya explorado, aunque antiguamente de mala manera.
Apreté las caderas de este y lo moldee a mi gusto, mientras mis labios ya habían alcanzado los de ella, esos dulces labios enigmáticos, sentía como mi lengua rosaba la creación misma, sentía como a mi llegaba la redención y el perdón de la vida.
Una vez allí, ya no había vuelta atrás para mi... ya era parte de la creación, ya ambos eramos casi o lo mas semejante posible a los dioses, capaces de quitar vida a quien intentara irrumpir con la creación de más vida que sucedía justo en ese momento.
Mis ásperas manos acariciaban los alpes andinos, mientras que mis piernas rosaban la tierra desierta y temblante, mis labios estaban ocupados con parte del universo gimiente... Y allí fue cuando supe que lo tenía todo, que no necesitaba más para sobrevivir mas que toda esta fantasía vivida, latente, presenciada en primera y única persona.
Mis ojos ya habían visto demasiado, así que decidi cerrarlos, dejando a oscuras lo que era mi única guía ante esas pequeñas pistas del universo, ante esas pequeñas estrellas, dejándome llevar por el instinto fui deslizando mi pulgar hacia el vientre de la madre de las creaciones, hasta llegar a un punto sin retorno, un mar inmenso, tan mojado y poco profundo como los hermosos cayos de Venezuela...
Comencé a crear tornados y huracanes con mis dedos, mientras mordía los suaves labios de esta musa, sentía como mi corazón casi explotaba con cada latir, pero me calmaba un poco el sentir que era mutuo, que ambos sentíamos lo mismo...
Lo hice mio, le talle mi nombre a cada rincón de este universo y lo digo sin temor ni humildad alguna, pues se que yo desde el inicio sin saberlo, siempre pertenecí a ella.
Esa noche el cielo estrellado tenía nombre, sentía que podía poseerlo, hacerlo mio.
Cada gesto, cada silencio, cada caricia era tan fugaz.
Posé mis manos sobre la espalda de esa luna fría, acaricie y sentí el cabello de las montañas bajo esta, bese el cuello de Venus y por primera vez fui el primer hombre en llegar a ser parte de un planeta diferente y como todo hombre criado en la tierra tosca, tome su cabellera negra, tan negra como el vació mismo con mis manos desnudas, me acerque a su nuca, al cuello de este enorme universo e inicie mi viaje de reconocimiento, para hacerlo mio.
Lo hice tan despacio como pude, pues sabia... o mejor dicho, intuía que podría de la misma manera que fue la primera vez, ser la única y ultima oportunidad para un hombre como yo, comencé a besar tras sus pequeñas orejas, rose sus mejillas con mis labios en cámara lenta y sentía como algo se agitaba en mi pecho, no podía perder el control así que lo dome hasta llegar a sus dulces labios, disfrute cada minuto, cada segundo.
Posé mis manos sobre la tierra y sentí como comenzaba a temblar, por primera vez vi algo tan fantástico, tan familiar pero lejano a mi... Un planeta erizándose, no temí ni un momento, pues desde el inicio el Sol herviente aun no abría esos enormes ojos, sus enormes, juzgantes y hermosos ojos.
El aliento del ártico se hacia cada vez mas tibio y consecutivo, como el de un dragón ansioso, mi mano tomo vida propia, decidiendo apoderarse de todo ese universo desconocido ante mi y mis humildes pero silenciosas exigencias, como susurros de niños las puntas de mis dedos trazaban carreteras y vías nuevas sobre ese universo quizas ya explorado, aunque antiguamente de mala manera.
Apreté las caderas de este y lo moldee a mi gusto, mientras mis labios ya habían alcanzado los de ella, esos dulces labios enigmáticos, sentía como mi lengua rosaba la creación misma, sentía como a mi llegaba la redención y el perdón de la vida.
Una vez allí, ya no había vuelta atrás para mi... ya era parte de la creación, ya ambos eramos casi o lo mas semejante posible a los dioses, capaces de quitar vida a quien intentara irrumpir con la creación de más vida que sucedía justo en ese momento.
Mis ásperas manos acariciaban los alpes andinos, mientras que mis piernas rosaban la tierra desierta y temblante, mis labios estaban ocupados con parte del universo gimiente... Y allí fue cuando supe que lo tenía todo, que no necesitaba más para sobrevivir mas que toda esta fantasía vivida, latente, presenciada en primera y única persona.
Mis ojos ya habían visto demasiado, así que decidi cerrarlos, dejando a oscuras lo que era mi única guía ante esas pequeñas pistas del universo, ante esas pequeñas estrellas, dejándome llevar por el instinto fui deslizando mi pulgar hacia el vientre de la madre de las creaciones, hasta llegar a un punto sin retorno, un mar inmenso, tan mojado y poco profundo como los hermosos cayos de Venezuela...
Comencé a crear tornados y huracanes con mis dedos, mientras mordía los suaves labios de esta musa, sentía como mi corazón casi explotaba con cada latir, pero me calmaba un poco el sentir que era mutuo, que ambos sentíamos lo mismo...
Lo hice mio, le talle mi nombre a cada rincón de este universo y lo digo sin temor ni humildad alguna, pues se que yo desde el inicio sin saberlo, siempre pertenecí a ella.
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